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11 consejos para tener un ejercicio saludable

1. Escoja algo que le guste: Hacer ejercicio no significa automáticamente ir a un gimnasio; existen otras muchas opciones. ¿Qué le gusta hacer o qué piensa que podría ser divertido? Cuando disfrutamos de lo que hacemos, perdemos la noción del tiempo y del esfuerzo que estamos haciendo. ¿Le gusta estar con gente? Escoja un deporte en equipo. ¿Le gusta la música? Pruebe el baile. ¿En busca de soledad? Haga caminatas por el campo. ¿Quiere un entrenamiento completo? Apúntese a natación. Y estas son solo unas cuantas ideas. Cualquier cosa que aumente su frecuencia cardiaca vale.

2. Obtenga el visto bueno de su médico: Comente a su médico acerca de lo que quiere hacer. Él o ella se asegurará de que esté en las condiciones físicas correctas para ello, y si no, le indicará lo que tiene que hacer para un acondicionamiento previo. Su médico también podrá informarle de si la actividad pudiera tener un impacto en las comidas, uso de insulina o medicación antidiabética. También podrá indicarle si existe algún riesgo particular para diabéticos asociado a la actividad, como por ejemplo en el caso de correr grandes distancias, la ulceración y fractura, debido a la falta de sensibilidad en los pies.

3. Vigile los niveles de azúcar en sangre: Puede que con el ejercicio sus niveles de azúcar en sangre necesiten ser vigilados estrechamente. Si el ejercicio se prolonga durante más de una hora, controle sus niveles de azúcar en sangre regularmente durante el entrenamiento. Controle los niveles de azúcar después de cada entrenamiento, de forma que pueda ajustarlo en caso necesario. A veces, el médico le aconsejará también controlarlos antes del entrenamiento.

4. Tenga un tentempié a mano: Es recomendable llevar siempre consigo un tentempié de carbohidratos, como p. ej. una fruta o un zumo, para el caso de que le dé un bajón de azúcar.

5. Empiece despacio: Si está justo empezando a hacer ejercicio, tómeselo con calma: empiece con 10 minutos de ejercicio. Una vez que ya haya establecido una rutina, podrá ir poco a poco aumentando el tiempo que le dedica al ejercicio hasta los 30 minutos al día.

6. Céntrese en la fuerza: Trate de hacer algún entrenamiento de fuerza al menos dos veces a la semana, ya que así puede mejorar el control de los niveles de azúcar en sangre. Tanto si decide entrenarse sin accesorios (haciendo flexiones, zancadas y sentadillas) como si decide utilizar pesas o bandas de resistencia, sabrá que está trabajando sus músculos si nota una sensación de calor o fatiga muscular durante el ejercicio.

7. Introdúzcalo en su día a día: Incorporar el ejercicio físico a su rutina diaria le ayudará a prevenir bajones de azúcar, conocidos con el término de hipoglucemia.

8. Tome las cautelas necesarias: Si padece diabetes, es una buena idea que antes del entrenamiento tenga presentes determinadas cautelas. Aparte de la compañía, siempre está bien ir con alguien que sepa qué hacer si sus niveles de azúcar en sangre caen demasiado. Si hace ejercicio solo, lo más lógico es llevar alguna etiqueta de identificación médica o una tarjeta en la que se especifique que es diabético, en caso de que ocurriera algo.

9. Preste un cuidado especial a los pies: El daño a los nervios periféricos es un problema potencial de la diabetes, por lo que es importante calzar zapatillas de calidad adaptadas al deporte que haga. Por ejemplo, no vaya a hacer montañismo en tenis o a correr en náuticos. Sus pies necesitan el tipo de soporte adecuado para cada actividad. De lo contrario, aumentarían las posibilidades de una lesión en los pies. Examine y limpie los pies a diario y comunique cualquier problema a su médico.

10. Beba agua: Tenga siempre una botella de agua a mano, por si las moscas.

11. Atento a los signos de dolor: El dolor muscular tipo agujetas es normal, sobre todo si tiene una edad avanzada o hace tiempo que no hace ejercicio. Sin embargo, si estas agujetas se convierten en dolor, pare. El dolor es la forma que tiene el cuerpo de decirle que algo no va bien. Si no hace caso a esta señal y continúa con el ejercicio correría el riesgo de empeorar seriamente una lesión que de otro modo no tendría importancia. Si se toma las cosas con calma y va paso a paso, lo normal es no sufrir ningún daño.